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Marcos 11,27-33

“¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad?”

¿Por qué Jesús constituía un problema? Pues no era porque hiciera milagros; ni porque predicara y hablara de la libertad del pueblo. El problema que escandalizaba a los sacerdotes, los escribas y los ancianos de Jerusalén era aquello que los demonios gritaban a Jesús: “Tú eres el Hijo de Dios, tú eres el santo”. ◙ Lo que les escandalizaba de Jesús era su naturaleza de Dios encarnado. Y como a Él, también a nosotros nos tienden trampas en la vida. ◙ Lo que escandaliza de la Iglesia es el misterio de la encarnación del Verbo: “Pero vosotros cristianos, sed un poco más normales, como las otras personas, sensatas, no seáis tan rígidos”. ◙ Detrás, en realidad, está la petición de no anunciar que “Dios se hizo hombre”, porque “la encarnación del Verbo es el escándalo”. ◙ Cuando el sumo sacerdote le pregunta: «¿Eres tú el Cristo, el Hijo de Dios?» y Jesús responde que sí, inmediatamente es condenado a muerte. Este es el centro de la persecución: ◙ si nosotros nos convertimos en cristianos sensatos, cristianos sociales, de beneficencia solamente, ¿cuál será la consecuencia? Que no tendremos jamás mártires. ◙ Al contrario, cuando afirmamos que el Hijo de Dios vino y se hizo carne, cuando predicamos el escándalo de la cruz, vendrán las persecuciones, vendrá la cruz». ◙ Pidamos al Señor no tener vergüenza de vivir con este escándalo de la cruz e imploremos de Dios la sabiduría, la inteligencia para no dejarnos atrapar por el espíritu del mundo, ◙ que siempre hará propuestas educadas, propuestas civilizadas, pero que niegan el hecho de que el Verbo se encarnó.

La autoridad de Jesús era su amor y bondad, el amor y la bondad de Dios.

©2024 Paco Travieso

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