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Marcos 10,32-45

“No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos.”

En el momento trágico en el que el Maestro les está avanzando su negro futuro, los hijos del Zebedeo, se preocupan por ocupar puestos de importancia, por encima de sus compañeros. ◙ Jesús, que «sube» a su pasión, muerte y resurrección, quiere dejar bien claro que los discípulos han de seguir su mismo camino para acceder a la gloria: ◙ no han de imitar a los gobernantes del paganismo, que gobiernan oprimiendo, sino practicar la autoridad evangélica del servicio-amor que se realiza en el acto supremo de dar la vida. ◙ La inmensa mayoría de los cristianos, que seguimos intentando utilizar a Dios en nuestro provecho, cuando nos examinamos sinceramente sobre este punto, a veces descubrimos que tendemos a dominar y no a servir, que en el pequeño o grande territorio de nuestra autoridad nos comportamos como los que tiranizan y oprimen. ◙ Tendríamos que imitar a Jesús, que estaba en medio de los suyos como quien sirve. La grandeza del ser humano consiste en esa posibilidad que tiene de darse como Dios se da. ◙ Jesús descubrió que ese era el fin supremo del hombre: darse, entregarse totalmente, definitivamente. El objetivo de Jesús como ser humano fue entregarse, deshacerse, aniquilarse en beneficio de los demás. ◙ Ahí, y no después, llegó a su plenitud como ser humano. Su consumación fue idéntica realidad a su consumición en favor de los demás. ◙ La superación del “yo” y la identificación con Dios es la máxima gloria. No puede haber más.

El camino de la cruz no es ante todo “sufrir”, sino “servir” hasta exprimir la vida.

©2024 Paco Travieso

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